FERNANDO EN MALASIA

Hola a todos!

Llegamos a Malasia hace poco más de un mes después de una estancia demasiado larga en el hemisferio sur. Como ya sabéis por mi email anterior acabamos bastante hartos de Australia y retomar nuestro viaje en un lugar tan poco conocido como Borneo nos llenó casi de tanta emoción como cuando iniciamos el viaje.

La forma más barata de llegar hasta allí desde Australia era volar desde Brisbane hasta Brunei, así que allí nos dirigimos, aterrizando  justo al día siguiente de la boda real.

Aunque no pudimos asistir a los festejos, más que nada porque no estábamos invitados, tampoco pudimos pillar nada gratis y tuvimos que conformarnos con ver  la capital, completamente iluminada y repleta de carteles con la foto de los recién casados.

Estábamos un poco acojonados porque habíamos oído que los precios en Brunei la convertían en un lugar fuera de toda ruta mochilera pero conseguimos alojarnos en una especie de residencia para estudiantes justo en el centro de la ciudad por muy poco dinero y descubrimos que comer era casi tan barato como en Malasia. Con un par de días tuvimos suficiente para ver este minúsculo país que es una especie de engendro cuyo futuro se presenta incierto si no reconduce su economía o descubre nuevos pozos petrolíferos.

Es cierto que hay pasta, tan solo hay que ver los coches que conduce la gente o las casas donde viven para ver que les salen los petrodólares por las orejas. También es cierto que hay un increíble parque de atracciones que durante muchos años era gratuito porque fue un regalo del sultán para los habitantes de Brunei. Pero no es menos cierto que el susodicho sultán es un tirano que intenta mimar al pueblo y tenerle entretenido para mantenerse en el poder junto con toda su familia, que no es poca.

La última iniciativa para democratizar el país se cortó de cuajo cuando la población de Brunei  en referéndum manifestó su voluntad de querer anexionarse a Malasia. Por cierto, lo del parque de atracciones es la excentricidad más grande que hemos visto hasta ahora. Es una especie de Port Aventura con atracciones aún más espectaculares y que las abren para ti porque no hay nadie. Al ser del sultán lo mantienen abierto todos los días sin importar lo deficitario que sea. Alucinante!!!

Como ya os dije, Borneo es mucho más moderno y menos exótico de lo que os podéis imaginar aunque ello no nos impidió hacer infinidad de cosas; desde ver los orangutantes o los monos proboscis a escalar el Monte Kinabalu que es la montaña más alta de sudéste asiático.

Casi nada más llegar nos dirigimos hacia el río Kinabatangan y allí nos embarcamos en una especie de safari aventura de lo más rústico y auténtico que era de lo que se trataba. Alojados en plena selva en una especie de chozas semiabiertas y durmiendo en colchones en el suelo con mosquiteras, pasamos tres días navegando por el río, haciendo safaris nocturnos por la jungla y disfrutando de la autenticidad del lugar. Con barro hasta las orejas y oliendo como cerdos nos sentimos como auténticos Indiana Jones y pudimos acariciar aunque fuera por unos días el tópico que el simple nombre de Borneo sugiere a todo romántico con alma de aventurero.

Después de largas sesiones de río y monos proboscis, que son algo así como un macaco con la barriga de Buda y la nariz de Filemón nos dirigimos hacia el Monte Kinabalu, uno de los lugares que con el paso del tiempo estoy seguro encabezará la lista de los mejores recuerdos del viaje…el por qué os lo cuento en el próximo email porque ahora estoy demasiado cansado y espeso. Ah!! Y sobretodo recordadme que os cuente el verdadero motivo por el que decidimos volver a Asia y no continuar hacia Sudamérica desde Australia como teníamos previsto. Eso si que no tiene desperdicio.

Un abrazo a todos y hasta la próxima. Benito.  

P.D. A todos los que me felicitasteis por mi cumpleaños muchísimas gracias por acordaros. Fue el mejor regalo estando tan lejos…a los que no, os he borrado de la lista y ya no os voy a enviar mas mensajes….ES BROMA!!, me doy por felicitado.